Sarampión y Rubéola: Las Diferencias

sarampión

Los primeros años de vida de un niño enseñan mucho a los padres, sobre todo cuando ocurre de ella enfermar: sucede un verdadero intensivo de miedo, preocupaciones, pero también un montón de aprendizaje. Por eso, siempre es bueno estar atento a los síntomas de los principales problemas de salud que afectan a los pequeños para no ser sorprendido.

El Sarampión

El sarampión es una enfermedad infecciosa aguda, viral, transmisible, extremadamente contagiosa y muy común en la infancia. Los síntomas iniciales presentados por el paciente son: fiebre acompañada de tos persistente, irritación ocular y secreción de la nariz. Después de estos síntomas, generalmente hay la aparición de manchas rojiza en la cara, que progresan hacia los pies, con una duración mínima de tres días y máxima de diez días. Además, puede causar infección en los oídos, neumonía, ataques (convulsiones y mirada fija), lesión cerebral y muerte. Posteriormente, el virus puede alcanzar las vías respiratorias, causar diarreas e incluso infecciones en el encéfalo. Se cree que estas complicaciones son desencadenadas por el propio virus del sarampión que, en la mayoría de las veces, alcanza más gravemente los desnutridos, los recién nacidos, las gestantes y las personas portadoras de inmunodeficiencias.

Transmisión

La transmisión ocurre directamente, de persona a persona, generalmente por tos, estornudos, habla o respiración, por lo que la facilidad de contagio de la enfermedad. Además de secreciones respiratorias o de la boca, también es posible contaminarse a través de la dispersión de gotitas con partículas virales en el aire, que pueden perdurar por tiempo relativamente largo en el ambiente, especialmente en lugares cerrados como escuelas y clínicas. La enfermedad se transmite en la fase en que la persona presenta fiebre alta, malestar, coriza, irritación ocular, tos y falta de apetito y dura hasta cuatro días después de la aparición de las manchas rojas.

Prevención

La susceptibilidad al virus del sarampión es general y la única forma de prevención es la vacunación. Sólo los lactantes cuyas madres ya han tenido sarampión o han sido vacunadas poseen temporalmente anticuerpos transmitidos por la placenta, que confieren inmunidad generalmente a lo largo del primer año de vida (lo que puede interferir en la respuesta a la vacunación). Con el refuerzo de las estrategias de vacunación, vigilancia y demás medidas de control que vienen siendo implementadas en todo el continente americano desde el final de los años 90, Brasil y los demás países de las Américas han logrado mantener sus poblaciones libres de la enfermedad. Actualmente, hay el registro de casos importados que, si no son adecuadamente controlados, pueden resultar en brotes y epidemias. Los principales grupos de riesgo son las personas de seis meses a 39 años de edad. Entre los adultos, los trabajadores de puertos y aeropuertos, hotelería y profesionales del sexo presentan mayores posibilidades de contraer sarampión, debido a la mayor exposición a individuos de otros países que no adoptan la misma política intensiva de control de la enfermedad. Los niños deben tomar dos dosis de la vacuna combinada contra la rubéola, el sarampión y la papera (triple vírica): la primera, con un año de edad; la segunda dosis, entre cuatro y seis años. Los adolescentes, adultos (hombres y mujeres) y, principalmente, en el contexto actual del riesgo de importación de casos, los pertenecientes al grupo de riesgo, también deben tomar la vacuna triple vírica o doble vírica (contra sarampión y rubéola).

La Rubéola

La rubéola es una enfermedad aguda, benigna y contagiosa. La enfermedad se conoce como “sarampión alemana” o sarampión de tres días. Presenta este nombre por el aspecto rojizo o rubro del paciente. La enfermedad es causada por virus RNA (clasificado como un Togavirus del género Rubivirus), que afecta a niños y adultos jóvenes, aunque los médicos califiquen la enfermedad como propia de la infancia.

La persona sólo puede tener rubéola una vez, pues el propio organismo infectado crea anticuerpos que la protegen de otro ataque, haciéndola inmune a la enfermedad.

Después de un período de incubación, que varía de dos a tres semanas, la enfermedad muestra sus primeros signos característicos: fiebre baja, surgimiento de ganglios linfáticos y de manchas rosadas, que se extienden primero por el rostro y luego por el resto del cuerpo. La rubéola es comúnmente confundida con otras enfermedades, pues síntomas como dolores de garganta y de cabeza son comunes a otras infecciones, dificultando su diagnóstico. Aunque no es grave, la rubéola es particularmente peligrosa en la forma congénita. En este caso, puede dejar secuelas irreversibles en el feto como: glaucoma, catarata, malformación cardíaca, retraso en el crecimiento, sordera y otras.

Transmisión

Es causada por un virus del género Rubivirus, el Rubella virus. La rubéola es una enfermedad infeccioso-contagiosa que afecta principalmente a niños entre cinco y nueve años. La transmisión ocurre de una persona a otra, generalmente por la emisión de gotitas de las secreciones respiratorias de los enfermos. Es poco frecuente la transmisión a través del contacto con objetos recién contaminados por secreciones de nariz, boca y garganta o por sangre, orina o heces de los enfermos. La rubéola congénita ocurre cuando la mujer embarazada adquiere rubéola e infecta el feto porque el virus atraviesa la placenta.

Prevención

La inmunidad es adquirida por la infección natural o por vacunación, siendo duradera después de la infección natural y permaneciendo por casi toda la vida después de la vacunación. Los hijos de madres inmunes generalmente permanecen protegidos por anticuerpos maternos alrededor de seis a nueve meses después del nacimiento. Para disminuir la circulación del virus de la rubéola, la vacunación es esencial. Los niños deben tomar dos dosis de la vacuna combinada contra la rubéola, el sarampión y la papera (triple vírica): la primera, con un año de edad; la segunda dosis, entre cuatro y seis años.

Todos los adolescentes y adultos (hombres y mujeres) también necesitan tomar la vacuna triple vírica o la vacuna doble vírica (contra sarampión y rubéola), especialmente mujeres que no han tenido contacto con la enfermedad. Las mujeres embarazadas no pueden ser vacunadas. Las mujeres en edad fértil deben evitar la gestación durante 30 días después de la vacunación. En el caso de infección, se recomienda que la persona con rubéola (niño o adulto) quede alejada de quien no contrae la enfermedad.

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